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Los pentagramas arrítmicos de Ludwig Van Beethoven

Por el Dr. Hugo Enrique Coutiño

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Departamento de Electrofisiología y Estimulación Cardíaca Artificial
Por el Dr. Hugo Enrique Coutiño

La música descansa dentro de los latidos de nuestras cavidades cardíacas desde el primer respiro de vida y puede manifestarse como un sonido rítmico, constante y magnífico. La electricidad cardíaca es cambiante en toda su forma cómo el arte y puede generar pulsos irregulares y erráticos en un destello, les llamamos: arritmias.

Las leemos y practicamos solfeo en nuestras partituras que se convierten en electrocardiogramas. En los ritmos sincopados, las conversiones de tempo y las pausas súbitas en las partituras de Beethoven se ha encontrado algo fascinante desde hace muchos años.

¿Es posible qué el compositor alemán haya sufrido de arritmias auriculares y ventriculares?

Los reportes de la autopsia de Beethoven no indicaron que la anatomía del corazón estuviera dañada. A nivel torácico no encontraron alteraciones de ningún tipo. Quizás lo que el artista sufría era un problema eléctrico intracardíaco y carecía de cambios macroscópicos que pudieran desordenar la arquitectura de las fibras miocárdicas. Él era más perceptible de los latidos acelerados de su corazón gracias a la hipoacusia que padeció por muchos años.

¿Pudo él sentir esos latidos irregulares y plasmarlos sobre sus pentagramas? ¿Era Beethoven capaz de escribir música desde el núcleo de su corazón? Yo pienso que transformaba las perturbaciones eléctricas de su corazón a notas musicales. Muchas décadas antes que Willem Einthoven documentara potenciales eléctricos cardíacos, Beethoven lo había hecho componiendo música.

Ahora hablemos de las arritmias dentro de esas partituras de oro y soledad. El cuarteto de cuerdas n.º 13 en Si bemol mayor, Opus 130 fue escrito en 1825 y de este surge uno de los movimientos lentos más íntimos y maravillosos de Ludwig Van Beethoven, “La Cavatina” un Adagio molto espressivo; el quinto movimiento. El nacimiento de esta magnífica obra coincide con el inicio del matrimonio de Maxime Brentano, un personaje inmerso en la historia del compositor. Diversos estudiosos sospechan que este evento pudo ser uno de los motivos más grandes de su inspiración artística.

“El violinista Holz dijo que la Cavatina le costó lágrimas al compositor al escribirla y le hizo confesar que nada de lo que había escrito lo había conmovido tanto; de hecho, que simplemente revivirlo después en sus pensamientos y sentimientos provocó renovados tributos de lágrimas”.

La mitad del quinto movimiento (Cavatina), tiene síncopas en la melodía con tresillos en los acompañamientos (Figura 1). En música, la síncopa es la estrategia compositiva que rompe la regularidad del ritmo, por medio de la acentuación de una nota, lo que produce un efecto de contradicción rítmica. ¿Beethoven arrítmico? Imposible…

Figura 1.- Cavatina (beklemmt)

El genio alemán percibía su pulso arrítmico y lo erigía intencionadamente en esos lienzos históricos atemporales para generarnos confusión y admiración eufórica. Esta sección está marcada como beklemmt (en la parte superior de la partitura), una palabra alemana que puede traducirse como “ con el corazón pesado”(Figura 1). Esta sección del cuarteto dura solo siete compases y termina con una pausa larga, antes de regresar al tema original. La sensación de “apretar el pecho”, posiblemente asociada con dificultad para respirar, rápidamente hace sospechar la posibilidad de cardiopatía isquémica subyacente.

La cualidad arrítmica de esta sección es incuestionable: un oscurecimiento de la emoción que implica una sensación de incertidumbre, desorientación o incluso miedo. Esta breve sección inestable del cuarteto sugiere un breve paroxismo de una taquiarritmia auricular.

¿En algún momento de su vida, Beethoven imaginó que siglos después de su muerte la posteridad continuaría fervientemente analizando su música?

El departamento de Electrofisiología de la King´s College en Londres experimenta con la quinta sinfonía y las reacciones de sus pacientes. La famosa obertura de esa pieza es ejecutada digitalmente, mientras el paciente se encuentra vigilado con un monitor cardíaco. Comienza con el famoso motivo de cuatro notas, interpretado al unísono por todas la secciones de cuerdas y los clarinetes que todo el mundo conoce. Exactamente en el mismo momento, los pacientes han presentado taquicardia ventricular inducida por los violonchelos (Figura 2). La sorprendente correspondencia entre el trazo electrocardiográfico y el ritmo podría ser una coincidencia o una indicación de una conexión más profunda entre la música y el corazón. Además el equipo de ingenieros, músicos, matemáticos y electrofisiólogos de la King´s College, han creado obras de
piano a partir de arritmias y electrocardiogramas con la asistencia de inteligencia artificial. Simplemente fascinante.

Figura 2.- Obertura de la Quinta Sinfonía de Beethoven y segmentos de Holter de 12 derivaciones que muestran eventos cortos de taquicardia ventricular.

Uno de mis maestros me dijo en una tarde nubosa de ensayo que no podía imaginar su vida sin la novena sinfonía. No era factible crear música con su guitarra o caminar por el jardín de su casa sin la existencia de todos los pasajes de esa pieza. En este momento admiro a la última sinfonía mientras les escribo, me causa la idea de que el artista había sido creado de materia distinta. A su corazón le hacemos un homenaje en este ensayo, un corazón con redoble iracundo, oscuro caballo de la sangre, caballo ciego y desbocado; como el del poema de Octavio Paz. Y que hoy todo su arte es tributario del infinito de todos los mundos. Todo su legado descansa sobre los claros de luna y somos capaces de escuchar su corazón enamorado latir por todos los siglos

Bibliografía:

1.- The heartfelt music of Ludwig van Beethoven. Goldberger et al. Perspect Biol Med 2014 Spring;57(2):285-94.
2.- ‘A Union of Souls’: Finding Beethoven’s ‘Distant Beloved’. Sylvia Bowden The Musical Times Vol. 150, No. 1909 pp. 71-94.
3.- Putting (One’s) Heart into Music. Elaine Chew, Michele Orini, Pier Lambiase. Eur Heart J. 2021 Jul 21;42(28):2721-2724.

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